Asturias siempre, en verano, primavera, invierno u otoño, es un Paraíso para los amantes de las rutas de senderismo.
En menos de 9 meses he vuelto a hacer esta ruta, la del río Profundo o ruta de los molinos del ríu Profundu, como se la conoce en Asturias. Muchas las repetiría al menos 4 veces al año, por aquello de verlas en las 4 estaciones, pues todo cambia tanto… La Naturaleza es así, la vida es así, ciclos, un discurrir, una evolución y un desarrollo en el mejor de los casos.
Pero no las suelo repetir porque quiero conocer lugares nuevos, descubrir diferentes caminos y me parece que no hay tiempo para volver a lo andado, pero salió la oportunidad de hacerla en compañía de los trekkapperos, esos amigos a los que les gusta caminar y que suelen salir con la App Trekkapp en sus móviles muchos fines de semana, y no desaproveché la ocasión, puesto que estaba de Fiindr cerca, en Costa de Rodiles.
Como éramos muchos repartimos los coches entre los dos puntos extremos de la ruta, de modo que la comenzamos en el pueblo de Buslaz y la terminamos en Valbúcar, recorriendo así unos 9km.
El domingo tuvimos un día primaveral del todo, soleado y moderadamente cálido, perfecto para caminar. La única pega que se le puede poner es lo terriblemente enfangado que está el terreno tras las lluvias; hay muchos tramos en los que tienes que sumergirte en el barro sin remisión, pues no hay camino alternativo.
Sería estupendo que la Comarca buscase una solución para esto, pues, la ruta es magnífica, cómoda, apta para ir con niños, muy bonita por el entorno natural y a la vez muy rica etnográficamente por la cantidad de molinos que te encuentras en tan pocos kilómetros y algunos detalles en los hórreos típicos. Eso te hace pensar en tiempos más fructíferos en lo que a sembrados de grano se refiere.
Al margen del barro, ha merecido la pena volverla a hacer, por compartir ruta con amigos y conversar tranquilamente, ya que de lo que se trata es de desconectar un día a la semana al menos. Y me ha alegrado ver a los pequeños, peludos y suaves burrinos, que nos habíamos encontrado en verano y que bien pensé que no sobrevivirían en aquellas condiciones tan lamentables al testero del sol, lozanos y felices.
Si aún no la has hecho, te la recomiendo. No olvides la cámara de fotos ni las botas todo terreno, mejor si tienen gore-tex.