Estamos preparando la nueva página Web, le estamos dando un cambio de imagen a la actual y no tengo tiempo para casi nada. Pero no quiero dejar pasar más días sin trasmitirte mi sincero agradecimiento a ti, cliente de las casas rurales La casa del Campo. Y a ti lector desconocido, que aún no has tenido ocasión de venir, pero que me sigues de cerca por aquí.
En breve vuelvo a contarte más cosas.
Cuando alguien contacta conmigo, ya sea vía e-mail o telefónicamente, buscando un alojamiento rural en Asturias, me siento agradecida y a la vez maravillada, porque me parece cada vez más difícil el ser visto en Internet, entre las miles de ofertas y de propuestas vacacionales que existen. Casi resulta un milagro que den con los alojamientos de una. Para mí, que me pasé años esforzándome intentando aparecer en las primeras posiciones de Google y estar bien posicionada, además de por anunciarme en un buen número de portales del sector también, es una paradoja lo que acontece ahora: me mantengo en pocos portales y ni Google tiene localizadas mis casas (sin saber por qué ha eliminado La casa del Campo de sus mapas. Misterios de la técnica…) y sin embargo los clientes encuentran Cudillero, Lamuño más concretamente, y antes de venir han hallado mis modestos alojamientos rurales en Internet, en ese océano inmenso de información. Sorprendente, de verdad. En la misma medida, estoy encantada con el hecho de que los clientes se marchen felices y contentos, porque han disfrutado sus vacaciones en Asturias y comenten que las Casas del Campo han contribuido a que su estancia fuese cómoda, pues se han sentido «como en casa». Resulta de lo más gratificante mi trabajo cuando me dicen cosas así. Pero lo que ya se convierte en el Summum de la dicha es recibir a clientes que lo son desde tiempo inmemorial, desde los inicios cuando una simple casa de pueblo se convirtió en Casa de Aldea, La casa del Campo, que en aquel entonces se alquilaba por habitaciones… ¡y ya ha llovido! Supongo que esto es lo que los entendidos (esos a los que les encanta clasificarlo todo) llaman «clientes fieles». Y yo los llamo: amigos-clientes _ de ellos ya te hablé en alguna otra ocasión_, a estas alturas no podrían ser otra cosa, hemos compartido tantos años, aunque sea en contadas ocasiones, que ya nos conocemos un poco. A éstos les pagaría porque no se fuesen o para que viniesen más a menudo. Es un honor para mí contar con su presencia y con sus atenciones año tras año. Todos son y serán bienvenidos o, sois y seréis, porque me consta que algun@ me lee y confío en que algún día, tú, que aún no has podido, consigas venir a conocer esta magnífica tierra y pueda darte alojamiento y una cordial acogida. ¡Hasta pronto a tod@s!